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Restauración en el Rancho El Uno
La tierra, antes productiva, fue perdiendo fuerza hasta mostrar signos claros de sobreexplotación. El cerco donde se detiene marca una frontera evidente: a un lado, el suelo tal como se encontraba cuando se realizó el diagnóstico; al otro, el avance de la reforestación que se impulsa desde los Viveros de Grupo México para devolverle humedad, estabilidad y capacidad de infiltración. En este proceso, los viveros han entregado y sembrado 200 mil plantas —pinos, encinas y yucas, principalmente— que hoy se establecen en el terreno como los primeros pasos hacia su recuperación.
El terreno aquí con el paso del ganado, con el trabajo se va formando una costra que no permite tan fácilmente la infiltración del agua de lluvia, con estos trabajos en preparación del proceso de restauración estamos favoreciendo tener mayor humedad en el terreno…”
Director técnico, Grupo SELVA
Aquí la tierra es muy agradecida, nada más le llueve y, luego luego responde… Tratar de recuperar las tierras a su lugar de origen, es algo muy maravilloso”
Propietario del predio
A pesar de ser una obligación, ya meramente laboral, estamos aprendiendo a llevar estás prácticas y recrearlas en casa”
Supervisora de Viveros México
Las acciones que hacen posible la restauración
Preparar el terreno
El primer paso para restaurar el área fue delimitar y proteger 200 hectáreas con un cerco perimetral. Esta acción permitió detener el sobrepastoreo que había degradado el suelo durante décadas y dio a la tierra la oportunidad de recuperarse. Con este resguardo, especialistas y trabajadores del ejido Ignacio Zaragoza iniciaron la evaluación del terreno y definieron las zonas más afectadas, donde la compactación impedía que el agua infiltrara y que la vegetación se regenerara por sí sola.
Renovar la filtración de agua
Una vez delimitado el predio, el equipo realizó trabajos de movimiento de tierra con maquinaria especializada, aplicando técnicas como el riper y la construcción de terrazas individuales. Estas intervenciones rompieron la costra superficial formada por años de uso ganadero y permitieron que el agua de lluvia volviera a filtrarse en profundidad. Al mejorar la humedad del terreno, se generaron condiciones más favorables para el arraigo de nuevas plantas y para que la vegetación natural comenzara a recuperarse.
Reforestación con plantas nativas
En la etapa final del proceso, se inició la siembra de 200 mil plantas nativas, producidas por Grupo México. Entre ellas se encuentran encinos, pinos, yucas y otras especies propias del ecosistema local que históricamente formaban parte del paisaje de la región. Cada planta se selecciona y se distribuye según las características del terreno, lo que garantiza una mayor probabilidad de supervivencia y una recuperación más integral del ecosistema. Este trabajo es posible gracias a la colaboración entre especialistas, viveristas y habitantes de la comunidad, quienes participan directamente en la restauración del territorio.
Este proyecto es reflejo de nuestro compromiso con la preservación y recuperación de los ecosistemas, una producción pecuaria sustentable, la creación de empleos y la colaboración estrecha con las comunidades cercanas.
hectáreas reforestadas
mil plantas de especies forestales nativas
mil metros de rippeo
km cercados
mil cepas preparadas
mil terrazas individuales construidas
DESARROLLO QUE IMPULSA A LAS COMUNIDADES
A dos años del inicio del proyecto, las 200 hectáreas intervenidas comienzan a mostrar señales claras de recuperación: el suelo retiene más humedad, la infiltración del agua ha mejorado y la vegetación empieza a regenerarse de forma natural en zonas donde antes no crecía nada. La combinación del manejo del terreno y la reforestación con especies nativas está devolviendo estabilidad ecológica a un espacio que durante décadas sufrió erosión y sobrepastoreo.
2. Un modelo de restauración
El proyecto ha generado 192 empleos temporales en la comunidad del ejido Ignacio Zaragoza, permitiendo que habitantes de la región participen directamente en la recuperación de su propio territorio. Este trabajo en campo no solo reactiva la economía local, sino que también transmite conocimientos sobre prácticas de manejo sostenible que las y los productores pueden replicar en otras áreas. La restauración se convierte así en una oportunidad para fortalecer la relación de la comunidad con la tierra.
3. Un esfuerzo replicable
La siembra de 200 mil plantas y la rehabilitación de 200 hectáreas demuestran que la restauración ecológica es posible cuando existe colaboración entre propietarios, especialistas y proyectos ambientales como Viveros México. Este caso no solo recupera un predio específico: establece un modelo que puede aplicarse en otras regiones afectadas por el sobrepastoreo, la erosión o la pérdida de vegetación. Rancho El Uno se convierte en un ejemplo de cómo la ciencia, el manejo adecuado del territorio y el compromiso comunitario pueden devolver vida y productividad a un ecosistema.
Uno de los ejes prioritarios del quehacer de nuestra empresa es la protección y fomento de la Biodiversidad, en donde nos concentramos en conocerla, entenderla y promoverla, así como fomentar la provisión continua de los servicios ecosistémicos en el entorno de nuestras operaciones.